lunes, 10 de noviembre de 2008

Sueños reales

Leía los cuentos de Salinger cuando me encontré con el libro Sueños reales, de Alonso Cueto, mirándome desde una estantería. Así que lo compré y ahora soy yo la que esquiva a Salinger por un instante. Escribir es un sueño real, publicar también lo es, que te quieren leer lo es mucho más. La belleza, la ansiada belleza, puede ser tangible.


Con un lenguaje simple Alonso narra en estos ensayos cómo nacen las historias en la mente de los escritores y cómo su pasado y su vida influyen a lo largo de toda su búsqueda. Algunos escriben para vivir, para inscribirse en la historia, para darle un aporte social a su obra. Otros simplemente escriben para morir, para ingresar a la soledad de soledades y no salir más de ella. Y es a través de anécdotas muy singulares que conocemos al "yo" desnudo de un escritor: ego, deseo, fanstasmas, frustraciones, envidia, locura, muerte, amor, obsesión, y todo ese colador de verdades que es el corazón humano.
Conozco las preferencias de Alonso por James Joyce, Henry James, Víctor Hugo, Gustave Flaubert, Jorge Luis Borges, Juan Ramón Jiménez, con quienes más se explaya en su obra. Entre ellos está George Sand, más como una figura de leyenda y escritora prolífica, que una buena escritora. Con un lenguaje sencillo, sí, pero cargado de imágenes que nos invitan a imaginarnos a todos ellos escribiendo desbordados, alucinados, enamorados. Los retratos también nos reflejan el complejo mundo interior de un autor. Allí están los autores del gótico sureño: Carson McCullers, Cormac McCarthy; Grace Paley, Isaak Dinesen, Franz Kafka, Haruki Murakami. Entre todos los narradores y poetas está Fernando de Szyslo, sobrino de Abraham Valdelomar, cuyo arte nace en la palabra escrita para darle vida a través de una forma más visual, la pintura, como "homicidio de un sueño". Alonso le rinde homenaje por dominar el lenguaje de la pintura.

Sueños reales consigue, cómo no, que te sientes a escribir de una vez por todas, mandando al diablo a la página en blanco. Decir en la lucha: "le voy a dedicar un poco más a esto". Nunca es tarde para una vocación que pulsa en los dedos con vida propia.
Fotos:
-Carta de George Sand.
-Joyce en familia sin su adorada y cautiva hija Lucía.
-Murakami en la orilla de un grafitti.

1 comentario:

Daniel Shirasaka dijo...

Sí, es tiempo de dedicarle más tiempo a esto. Me gusta el nuevo banner.