viernes, 3 de abril de 2009

Soy una guerrera. A nadie haré la guerra.

Hay una guerra de blogs entre algunos autores peruanos. Solo la conocemos quienes escribimos y por eso solo afecta e importa a este grupo. Perdonen los lectores heridos por las esquirlas.
Se dice de todo en algunos blogs y en los comentarios de los blogs. Algunos firmados, otros anónimos. Y aunque no tengo cómo confirmarlo, supongo que soy amiga de gente que está en todos los bandos: los que se hacen los locos, los que responden, los que se frustran, los que se defienden, los que atacan, los que copian y pegan los nombres de otros, los que juegan a la guerra. Intrigantes e intrigados.

Yo no me hago la loca. Estoy en una trinchera que se llama “solo me importa escribir”. Podrán meterse con mi familia, acusarme de putita o idiota o burguesa. Yo, que sé lo que soy y lo que no soy, ¿quién soy para negarlo?

Soy lo que escribo.

Sé las luchas que mantengo y los dones que me faltan. Sé lo que amo y lo que detesto. Se los errores que cometo y los que me he perdonado. Sé lo que sé y cuánto ignoro. La única forma que tengo de salir de esta trinchera a enfrentar granadas que es la vida misma es escribiendo. He nacido desarmada y desarmada partiré. Las balas llegarán por la espalda. Lloverán. A nadie haré la guerra. Esa es mi venganza.

Soy lo que escribo.

¿Por qué pelear? Tenemos suficiente territorio de la imaginación para repartirnos.
¿Por qué pelear? ¿Los prejuicios no han llevado a la guerra?

No lo olvidaré: los que escribimos somos soldados, no jefes del aire. No intentemos mirar hacia arriba, aquí está todo lo que amamos.

Tenemos las manos para crear. El teclado de nuestras computadoras explosiona de palabras. ¿No es alegría perfecta lo que sentimos en ese momento? Pelear es cercar todo lo que amamos.

Puentes aunque frágiles, fronteras aunque treguas, no muros indestructibles.

Tengo un profundo respeto por cualquiera que escribe, desde cualquier trinchera, como por cualquiera que hace de crear su vocación o profesión. Estamos unidos por la misma pólvora: Las palabras nos han sido servidas y nosotros servimos con las palabras.
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La foto la tomé en Cuenca.

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