Ayer publiqué en mi facebook "espero 20 años de cárcel para Fujimori". La respuesta de mis amigos fue inmediata y polarizada. Hoy por fin se hizo justicia: 25 años de cárcel para Fujimori. Así como lo hizo con Cofopri, buscaba legalizar lo ilegalizable: matar civiles, ordenar grupos paramilitares, aliarse con asesinos, esterilizar masivamente, oprimir a la oposición, perseguir a la prensa, infiltrar espías hasta en hospitales, invadir para poseer una casa, comprar titulares, etc. Ni hablar. Que a mí no se me haya muerto un familiar por una bomba o asesinado por la espalda y enterrado en una fosa común, no significa que no haya sufrido o vivido pérdidas. Repito: el muerto de uno es el muerto de todos. Por algo nos llamamos: humanidad. Haber trabajado como periodista casi 5 años en Canal N, en pleno gobierno de Fujimori, me hizo ser testigo de amenazas a periodistas y venganzas sobre la mesa. Que no haya sido reportera no significa que no haya redactado o escuchado o visto. Todo el día recibíamos amenazas de bomba, yo misma contestaba los teléfonos de prensa pues era asistente y le contaba a Gilberto Hume, entonces director del canal, de la nueva amenaza. Hasta balearon la puerta del canal. Algunos congresistas fujimoristas llamaban desesperados luego de que emitiéramos el famoso primer vladivideo Kouri-Montesinos. Yo estaba en la mesa de informaciones cuando llegó Popi Olivera al canal rumbo al hotel Bolívar con varias copias de seguridad de ese video. Teníamos las cámaras en el pleno del Congreso. Era increíble ver la cara de paranoia de Kouri y creer que por fin una a una comenzaban a caer las fichas del peor rompecabezas de violencia que ha vivido el país. Igual de alucinante fue ver a Fujimori buscando a Montesinos en camionetas, señalando por todas partes como un desquiciado Sheriff, luego de haber compartido corbatas, planes y sangre con él. En cuántas marchas participé cuando estudiaba periodismo -en esa misma época- y hombres con chaleco de periodista pero sin credencial nos pedían información de nuestros amigos. A uno le pegaron y no lo vimos varios días.
Dejé el periodismo y me dediqué a escribir porque me asqueó la política, la corrupción, la injusticia. No soy de izquierda, tampoco de derecha. Y hoy algunos dicen que la Comisión de la Verdad ha distorsionado las cosas o que no necesitamos un Museo de la Memoria: al gobierno, a los militares, a la policía, a los ronderos... a todos se les fue la mano en nombre de la pacificación. Y Sendero y el MRTA cuánto terror causaron. Yo vi todos los Ground Zero de mi ciudad cuando las bombas llegaron acá. Mis padres nos llevaron a mi hermana y a mí para mostrarnos la realidad y agradezco que lo hayan hecho: todavía recuerdo la punta de una reja clavada en un árbol tras decapitar a un periodista de Canal 2. Yo recuerdo.
Tengo en mi casa una copia del informe final que hiciera la comisión que investigó a Fujimori en el Congreso, presidida por Diez Canseco. Quien necesite verla para recordar, me la puede pedir y se la presto. Las vendas son para las heridas, no para los ojos. No entiendo este pensamiento: Fujimori fue un desgraciado, pero Keiko me cae bien. ¿Vamos a votar por la hija de un asesino que piensa como él? ¿Acaso no hemos aprendido?
1 comentario:
En cambio, a mí no me cae Keiko: por su ceguera y por su necedad.
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