lunes, 27 de abril de 2009

Bisturí

Al principio solo fue una ampolla.
Ahora son verrugas.
La más grande ha comenzado a sangrar.
Aparecen y desaparecen en sus pies,
como un calambre de madrugada.
Se pincha la más grande con el poste del arete.
Se pregunta por qué no hace algo con ellas.
Por qué no busca una solución definitiva.
Un ataque con armas de destrucción masiva de verrugas:
Acido láctico. Nitrógeno líquido. Bisturí.
Le dicen que felizmente no le salen en la cara.
Para ella sus pies son su cara.
Se siente como un cepillo de dientes: sola en un vaso.
En el vaso queda un poco de agua.
No se lavará los dientes.
Se ahogará en el consejo de su madre:
"Y te daba chocolate para que no llores
y tú decías que eras feliz de nuevo".
Comerá chocolate.
Observa las plantas de sus pies que aún caminan
y se pregunta si acaso su madre sabe más que dios.

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