sábado, 11 de abril de 2009

Ventana

Cada vez me intereso más por la fotografía. No quiero que llegue el día en que solo piense en ella. Es una ola que ya comenzó a cubrirme. Supe que me gustaba cuando aprendí a valorar la obra de amigos fotógrafos. Las pasiones se contagian por admiración. Hugo me regaló un díptico, una foto de postes en serie y otra de una laguna; tienen en común el cielo. Mandé a enmarcar las fotos en negro, rodeadas del respectivo espacio blanco. Esta noche las he colgado en mi sala. Van a juego con el nuevo sofá y el nuevo comedor de diario, también en negro. No puedo dejar de observarlas. Cuanto más lo hago, más detalles encuentro. Nuevos tonos y la luz que se filtra. En las fotos siempre es de día. Es como ver el amanecer a toda hora. Mis padres no comprenden esto. Cuando se es mayor, muy mayor, desaparece la capacidad de asombro y todo es perder el tiempo y perder. Voy a buscar una cámara de fotos profesional antes de mi viaje a Nueva York. Quiero en mi casa fotos que signifiquen algo para mí; quiero regalar fotos enmarcadas a mis amigos, y devolverle a Hugo el amanecer que ha compartido conmigo. Siempre me ilusionaron, intocables, las palabras rascacielos, quinta avenida, gran manzana. Voy a capturarlas.
Ser la que observa a través de una ventana que nace improvisada; nunca olvidar lo que he amado, pese a lo breve de la revelación. Así me sentí cuando tomé esta foto de las calles de Cuenca, desde un bus en movimiento. A Hugo le ha gustado. Un segundo para hacer mío el instante, y nuestro.

1 comentario:

Erika Almenara dijo...

Está de p.m. Adahui.
cuidate, saluda a la playa por mí.
Eri