viernes, 23 de enero de 2009

Mejor libro... mejor película

Hace un mes, haciendo escala en Santiago rumbo a Buenos Aires, me enteré en el aeropuerto de los sorprendentes resultados de una encuesta: la gente sigue prefiriendo leer libros antes que navegar por internet o recorrer las tiendas durante una larga espera entre país y país. Por eso les está yendo de maravillas a las librerías de los aeropuertos, aunque recarguen los precios hasta en un 20 %. Ya en el aire, podemos elegir entre varias películas de estreno, entre ellas, las nominadas. Por supuesto no es lo mismo ir en bus que ir en avión. En bus no puedes elegir: es Van Damme o Jackie Chan. Y punto.
Dos nominadas a mejor película para el Oscar 2009 partieron de relatos excelentes, de esos que se pueden leer en largas esperas o a pedacitos entre el trabajo, el baño y la cocina. Y estas películas se ven ahora en los aviones.


El curioso caso de Benjamin Button, dirigida por David Fincher (Seven, El club de la pelea), parte de un relato corto de Scott Fitzgerald, de la premisa de vivir la vida de atrás para adelante, de vivir primero y aprender después. La película dura casi 3 horas y aunque los artificios técnicos alcanzan la magia como en Big Fish y Brad Pitt se esfuerza y Cate Blanchett brilla, la historia se va hundiendo lentamente como el barco en que viaja el protagonista. ¿Por qué? Porque el guión no indaga en la premisa, sino en las sensaciones.

The Reader, novela del escritor alemán Bernhard Schlink, es adaptada al cine por Stephen Daldry, con esa misma sabiduría y contención que manifestó en Billy Elliot y Las Horas. Una película, hay que decirlo, que apuesta a ganador, no porque manipula, sino porque conmueve. Entender aquello que nos rodea y que influye el transcurso de nuestra existencia, el contexto en que crecemos y creemos, en aprendizajes a través de las historias vividas, leídas por otros y por nosotros mismos, el holocausto al fin y al cabo del amor mismo.
Ya no son los violines de Philip Glass, que acompañaban el fluir de Las Horas, sino los sonidos de Nico Muhlu, uno de los aprendices de Glass. Una película con una banda sonora tan hermosa como ella. Un libro para leerlo con esa misma música de fondo.

1 comentario:

Discursiva. Revista de Literatura y Humanidades dijo...

Estimada amiga
Katya Adaui Sicheri

El presente texto es para saludarla y felicitarla por su labor literaria y cultural.
Así mismo, decirle que su blog fue agregado a nuestra lista de vínculos "Varios" hasta que se disponga una sección más apropiada. Además, en el blog tiene un espacio para la difusión de eventos, temas u otras actividades de interés literario.
El correo es revistadiscursiva@gmail.com

Saludos cordiales.