miércoles, 28 de enero de 2009

El propósito de John Updike


John Updike, una de las grandes voces de la narrativa norteamericana, murió a los 76 años. Sus textos lo sobrevivirán.
Será recordado por mirar entre las grietas de una sociedad que vive en decadencia y que a veces logra aprender de sus fracasos, con un poco de fe. Para mí, Updike dejaba entrever en sus textos: no te decepciones, siempre la vida será más grande que tú, convive con tus frustraciones.
“Es así que soy un cristiano que asiste a misa a la vez que vive fascinado por la ciencia”, dijo para la revista Nacional Geographic, cuando lo invitaron a escribir el prefacio de un artículo sobre dinosaurios, ya que había escrito cuentos cortos sobre aquellos animales gigantes que acabaron convertidos en polvo. “De alguna forma un escritor de ficción que escriba sobre los tiempos modernos necesita incorporar a su visión la inmensidad del pasado terrestre y los extraños eventos que sucedieron ahí”.
En esta entrevista que acompañaba el texto sobre dinosaurios dijo también que: “estaría triste todo el tiempo sin un poco de fe en que mi vida tiene un propósito y que alguien la atestigua”.

Algunos extractos de la entrevista tomados de http://ngenespanol.com/2007/12/03/entrevista-con-john-updike/

Shreeve: Fue la grandiosa evocación de su grotesca apariencia y sus valientes puñaladas a la existencia que describió en esa historia lo que me llevó a esperar que usted talvez hiciera esto para nosotros, y me alegro que sí lo haya hecho.
Me preguntó si se acuerda también de una escena de su maravillosa novela, The Centaur [El centauro], donde el estresado maestro de ciencias de bachillerato, George Caldwell, trata de presentar la belleza e inmensidad de la era geológica de la Tierra a un salón de clases que se degenera rápidamente a un caos total. El amor que Caldwell sentía por el tema de los dinosaurios penetra a través de las burlas y ataques de sus estudiantes. Me parece que su propio padre fue profesor de ciencias y matemáticas. ¿Tenía un amor especial por la paleontología?
Updike: Mi padre sólo enseñó matemáticas, pero pudo haber tomado algunas clases de ciencias en la universidad. Fue uno de esos hombres con mente práctica que toma interés en casi todo lo que cruza su camino, aunque jamás enseñó ese tema en particular. La clase trataba de crear una imagen sobre la inmensidad de la era geológica usando la común herramienta de presentarla toda en un día o en una semana, lo cual hace que la escena parezca surrealista. Por algún tiempo estuve interesado, siendo hijo de un profesor de bachillerato, en lidiar con el problema de cómo presentar el sentimiento de una escuela del siglo XX dentro de este surrealismo particular, este salto particular a los mitos y a las criaturas desaparecidas. En un punto, uno de los alumnos mal portados de la clase tira todo un cesto lleno de trilobites. No ha habido trilobites por más de varios cientos millones de años, pero aparecen en el salón de clases. También trataba, lo sé, de la condición humana, de la angustia, del miedo. Da miedo pensar en todo el tiempo que pasó antes de que nosotros apareciéramos. Todo esto se conjuga para presentar a un hombre que es en parte centauro y en parte hombre en una escuela que es parte caos y parte gente común, jóvenes que conviven.

Shreeve: Al tomar este proyecto, tuvo que escribir sobre un tema que evidentemente le gusta pero con el cual no está del todo familiarizado. Aún así, me sorprendió que su manuscrito estuviera esperando en mi correo aproximadamente seis semanas antes de fecha. ¿Cómo pudo tomarles la medida a estas bestias de forma tan rápida y sentirse cómodo escribiendo sobre ellas?
Updike: En realidad, fui provisto, por medio de usted, con material, y con varios libros sobre los nuevos y extremos dinosaurios. Así que no fue que tuviera que dominar un gran volumen de material, y además ya tenía algo de conocimiento básico sobre los dinosaurios. Encontré un tiempo en mi agenda donde me resultó más fácil entregarlo antes de tiempo a que hacerlo de último momento. Si no fuera suficiente, estaba bastante emocionado con el proyecto ya que, como usted mencionó antes, nunca había escrito para National Geographic, y para mí resulta una publicación bastante impresionante. Cuando era niño, todos los hogares de clase media tenían dentro una pila de estas revistas amarillas, y que de alguna forma eran sagradas. Por lo que la noción de aparecer en uno de los sagrados volúmenes de la revista me intimidaba un poco. También, quise empezar con tiempo porque sabía que tendría que ir y venir dentro de la pieza ya que no soy un escritor científico.

Shreeve: Una de sus primeras historias famosas, “Pigeon Feathers” [Plumas de paloma], trata del horror de un joven hombre ante la noción de que la vida se va tropezando ciegamente a través de eones sin ninguna intervención de un diseñador previo. Me pregunto si sus propios conceptos han cambiado desde esta historia o, si más bien, creer en la teoría evolutiva de Darwin puede ser compatible con creer en Dios.
Updike: Muy poco, creo. Pero, como mucha gente, vivo con ambigüedad. Y ese chico del cuento, David Kern, llegó a esa conclusión después de luchar con la realidad de la muerte, lo cual es un aspecto de la era geológica que no nos gusta, ya que significa que nosotros también nos extinguiremos y nos convertiremos un puñado de polvo. Kern llegó a ese argumento gracias al diseño cuando observó las plumas de unas palomas que acababan de ser matadas, y no podía creer que un universo así de bello, que pudiera crear cosas tan hermosas como esa, podía permitir que él se fuera a apagar como uno vela en un cuarto oscuro.
Es así que soy un cristiano que asiste a misa a la vez que vive fascinado por la ciencia. Por ejemplo, recibo Scientific American y trato de mantenerme al tanto de lo que nos dice la ciencia. Y cada vez nos dicen cosas más insólitas, de las partículas subatómicas y últimamente del universo que nos rodea. No sé, creo que estaría triste todo el tiempo sin un poco de fe en que mi vida tiene un propósito y que alguien la atestigua.

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