¿Cómo recordaremos a Clint Eastwood?: Actor o director. Creo que en su caso ambas facetas no compiten. Se complementan.
La primera vez que recuerdo haberlo visto era chica y estaba de mal humor. Mis papás, fanáticos de las cowboyadas, insistieron para ver en la tele un domingo: El bueno, el malo y el feo. Del único que me acuerdo es de Eastwood. Harry el sucio le siguió y también me impactó.
Eastwood es un pistolero. Dispara todas las balas de una escopeta siempre cargada. Tengo una amiga que no llora nunca, pero lloró con los Puentes de Madison y Río Místico. Yo quise aprender a boxear después de ver Million Dollar Baby.
En un Hollywood lleno de efectos especiales y actores que se esfuerzan demasiado, Eastwood es el raro: solo necesita apoyarse en un excelente guión para lograr una excelente película. Consigue lo mejor de sus actores, algunos amateurs, porque los apasiona por aquello que él ama tanto. Y Gran Torino no es la excepción: está en su salsa. Aunque anunció que sería su última película como actor, aunque su personaje diga que conoce todo sobre la vida y la muerte como en una parábola católica; su fuerza, intensidad, esa magia que no se diluye, me hacen querer esperar lo contrario.
En Gran Torino Eastwood encarna a Walt Kowalski, un héroe de guerra retirado que vive en un barrio de Detroit “ganado” por los inmigrantes asiáticos hmong. Se niega a mudarse, al fin y al cabo, es su barrio de toda la vida y allí ha sido medianamente feliz con la mujer de su vida, que acaba de morir. Nunca se entendió bien con sus dos hijos, ahora es muy tarde para comprenderse. Kowalski se refugia en sus herramientas, su porche, sus cervezas frías y su Gran Torino del 72, al que contempla sin saber muy bien qué hacer con él. Un clásico que todos quieren poseer para engrandecer sus pequeñas vidas. Thao Vang, su vecino, tiene como primera orden de una pandilla robarse el auto. Los pandilleros son sus primos.
Desde ese momento comienza un punto de inflexión entre el rudo héroe de guerra que ha matado en Corea y el atormentado vecino que no sabe defenderse. Un camino de redención donde uno aprende a ser padre y el otro a ser hombre. Allí donde la propia familia puede arrebatarte lo amado, donde no hay esperanza ni futuro, un desconocido puede devolverte a la vida, aunque le cueste la suya.
La primera vez que recuerdo haberlo visto era chica y estaba de mal humor. Mis papás, fanáticos de las cowboyadas, insistieron para ver en la tele un domingo: El bueno, el malo y el feo. Del único que me acuerdo es de Eastwood. Harry el sucio le siguió y también me impactó.
Eastwood es un pistolero. Dispara todas las balas de una escopeta siempre cargada. Tengo una amiga que no llora nunca, pero lloró con los Puentes de Madison y Río Místico. Yo quise aprender a boxear después de ver Million Dollar Baby.
En un Hollywood lleno de efectos especiales y actores que se esfuerzan demasiado, Eastwood es el raro: solo necesita apoyarse en un excelente guión para lograr una excelente película. Consigue lo mejor de sus actores, algunos amateurs, porque los apasiona por aquello que él ama tanto. Y Gran Torino no es la excepción: está en su salsa. Aunque anunció que sería su última película como actor, aunque su personaje diga que conoce todo sobre la vida y la muerte como en una parábola católica; su fuerza, intensidad, esa magia que no se diluye, me hacen querer esperar lo contrario.
En Gran Torino Eastwood encarna a Walt Kowalski, un héroe de guerra retirado que vive en un barrio de Detroit “ganado” por los inmigrantes asiáticos hmong. Se niega a mudarse, al fin y al cabo, es su barrio de toda la vida y allí ha sido medianamente feliz con la mujer de su vida, que acaba de morir. Nunca se entendió bien con sus dos hijos, ahora es muy tarde para comprenderse. Kowalski se refugia en sus herramientas, su porche, sus cervezas frías y su Gran Torino del 72, al que contempla sin saber muy bien qué hacer con él. Un clásico que todos quieren poseer para engrandecer sus pequeñas vidas. Thao Vang, su vecino, tiene como primera orden de una pandilla robarse el auto. Los pandilleros son sus primos.
Desde ese momento comienza un punto de inflexión entre el rudo héroe de guerra que ha matado en Corea y el atormentado vecino que no sabe defenderse. Un camino de redención donde uno aprende a ser padre y el otro a ser hombre. Allí donde la propia familia puede arrebatarte lo amado, donde no hay esperanza ni futuro, un desconocido puede devolverte a la vida, aunque le cueste la suya.
Aquí una lista con algunas de las películas dirigidas por Eastwood:
Gran Torino (2009): actor, director, productor
El sustituto (2008): director
Cartas desde Iwo Jima (2007): dirección, música, producción
Banderas de nuestros padres (2007): dirección, música, producción
Million Dollar Baby (2005): actor, director, música, producción
Río místico (2003): director, música, producción
Deuda de sangre (2002); actor, director
Cowboys del espacio (2000) actor, director, productor
Ejecución inminente (1998): actor, director
Poder absoluto (1996): actor, director
No hay comentarios:
Publicar un comentario