sábado, 2 de agosto de 2008

El intento de un hombre por salvar su franquicia o el aprendizaje de un escritor


El suplemento El sábado de El Mercurio publica hoy una crónica sobre cómo Howard Schultz, el creador de la cadena de cafeterías más grande del mundo, busca rescatar a su firma de la pérdida de credibilidad y de la peor crisis desde su fundación en 1987. El texto de Ignacio Bazán nos puede enseñar a los que escribimos, la importancia de saber perder el ego, de tachar las frases que no funcionan y de las que nos hemos enamorado, de reescribir una historia hasta que nosotros mismos sintamos que algo hemos logrado, de volver a empezar.

"Puede que esté lejos de eso, pero en los pocos meses que lleva a cargo del show, ha sido capaz de dar varios golpes de timón. Su convencimiento de que la experiencia de ir a un Starbucks se había arruinado lo hizo cerrar todos los locales de Estados Unidos por tres horas para enseñarles a los empleados a hacer un expreso decente. El simulacro le costó 11 millones de dólares en sueldos y horas sin vender, pero hizo que los medios volvieran a simpatizar con una firma que busca volver a sus orígenes de estándares altos de calidad. Tan así es la preocupación de Schultz, que eliminó varios sándwiches del menú por encontrarlos derechamente malos. Eso, después de escuchar a un par de señoras quejarse en uno de los locales".

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