viernes, 22 de febrero de 2008

Maestro Adolph


Cuando tenía 14-15, José B. Adolph fue mi profesor de alemán en el instituto Goethe. Sus bigotes entraban antes que él al salón y muchas veces su cigarro también. Era enérgico, impaciente, pausado y divertido al explicar las conjunciones de los verbos en dativo y acusativo. Me asustó enterarme que era escritor. Descubrí en la biblioteca del instituto Mañana, las ratas y lo leía esperando las clases. Era un golpe de aire en la cara verlo llegar, arreglándose la chompa -yo escondía el libro- y me preguntaba cómo podían caber en él tantas palabras que calzaran.

Lamento que permanezca el libro y él ya no esté.
La foto es de Andina.

2 comentarios:

Michael Kohl K. dijo...

Querida Claudia:
Es triste enterarse de la muerte de un escritor. Es como suponer que cuando se volverá a esa ciudad, allí faltará una colina, una franja de playa, una voz que apacigua la bulla. Mientras preparo mi viaje a Lima (trabajo como traductor de manuscritos cátaros en Minos), donde he sido un alemán feliz, me entero de estas noticias.
Mañana las ratas. Sí. La leí de joven en una biblioteca del Goethe, en Delhi. ¿Cómo llego allí? Parece que Adolph tenía seguidores muy inquietos. En todo caso, fue esa novela la que me llevó a Lima: quería conocer una ciudad de la cual ya sabía el futuro. Saludos.

Michael Kohl K.

Augusto Rubio Acosta dijo...

cuando leì el libro los cuentos del relojero abominable, corrían los años 90 en sus inicios y era sanmarquino que volvìa a chimbote -la ciudad natal- a leer en la biblioteca municipal todo aquello que no leì durante el colegio y me tenìa en deuda.
todos sentimos la partida de adolph. la última vez que lo vi compartimos una mesa de lectura de cuentos en el cafaese de san isidro.
un saludo katya y gracias por hacerme escribir lo que lees ahora. gracias por acordarte de pepe.
augusto rubio acosta
chimbote
www.mareacultural.blogspot.com