Acabo de conocer en vivo la obra de Romero Britto, y sí, es el príncipe del pop art. Cada escultura o cuadro es una explosión de alegría, color, infancia, naturaleza... de formas que no parecen terminar nunca, como en un largo y hermoso sueño.
Nacido en un pueblito de Recife, Britto creaba esculturas y dibujos desde niño, inspirado en el arte popular y la imaginería de su Brasil natal. Sigue trabajando en la misma galería de Lincoln Avenue que lo hiciera famoso en Miami Beach y de allí para el mundo.
Ha hecho campañas para la ciudad de Nueva York, para Absolut, la ONU, las Olimpiadas. Y sigue en lo suyo: donar sus obras más impactantes con fines caritativos y seguir pintando el mundo de colores. Como dijo a Cosas: "Cuando era muy pequeño era muy pobre y viví con muchas dificultades y carencias. Por eso, quiero ayudar… me hace bien. Yo me crié en una familia católica, llevo puesta la cruz, pero con mi arte quiero llegar a todos, sin distinción de credo. Al final del día lo importante es haber ayudado a algún ser humano sin importar a quién".
1 comentario:
Cómo son las casualidades, verdad? me alegra haber caído por aqui, te felicito por el blog está muy bueno y te envío un bso grande mi Katya, espero que todo te esté yendo super barbaro
Nos leemos
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