Zhang Yimou es un director sorprendente y sensible. Alejado de los fines propagandísticos del gobierno chino ha sabido crear un cine de autor, dotado de lirismo y comprometido con la realidad social del país.
En Ni uno menos, una maestra de 13 años viaja desde su alejada provincia a la ciudad para buscar a un niño que abandona las clases por trabajar. En un inicio ella lo hace porque si pierde un alumno no le pagarán el dinero prometido. Cuanto más se complica la búsqueda ella comienza a recuperar su propia infancia, ese espacio de aprendizaje que ni la pobreza puede aniquilar y que los adultos no deben robarse. Esta película tiene 10 años, pero bien podemos hacer un paralelo entre esa provincia China y cualquiera de nuestro país en la actualidad y la dolorosa realidad es la misma. Niños que abandonan el colegio para trabajar y que nunca vuelven a jugar. Profesores rurales que, pese a sus esfuerzos, a todo lo que deben caminar o navegar cada día, van perdiendo alumnos para el futuro.