Nos habíamos mandado mails durante tres semanas.
Acordamos vernos en el parque de los niños, aquél donde nos habíamos descubierto montando bicicleta. Nos encontramos en el dragón gigante. Estaba de pie cerca de la resbaladera que son las fauces y yo bajaba por las escaleras que son la cola.
Llegamos a la casa y entramos a mi habitación. Prendí la luz. Vi la cama y la vitrina con fotografías. Me eché en la cama. Pasó de largo por las fotografías, les dio la espalda, no las vi más, y se echó encima de mí. Me abrió las piernas.
Se movía y me escuché. Era una voz distinta, que yo nunca me había escuchado antes, como de otra mujer.
La vez siguiente se quedó observando las fotografías, yo podía contar los minutos; habló, pero yo no quería escuchar.
Acordamos vernos en el parque de los niños, aquél donde nos habíamos descubierto montando bicicleta. Nos encontramos en el dragón gigante. Estaba de pie cerca de la resbaladera que son las fauces y yo bajaba por las escaleras que son la cola.
Llegamos a la casa y entramos a mi habitación. Prendí la luz. Vi la cama y la vitrina con fotografías. Me eché en la cama. Pasó de largo por las fotografías, les dio la espalda, no las vi más, y se echó encima de mí. Me abrió las piernas.
Se movía y me escuché. Era una voz distinta, que yo nunca me había escuchado antes, como de otra mujer.
La vez siguiente se quedó observando las fotografías, yo podía contar los minutos; habló, pero yo no quería escuchar.
1 comentario:
Sólo necesitaste unas cuantas líneas para contar o sugerir algo que a otros les hubiera tomado una página o quizás más. A eso llamo economía de palabras, algo no tan fácil de lograr como parece, pues exige de muchas correcciones y podas y, sobre todo, de gran capacidad de síntesis
Saludos
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