Nadie como Blanca Varela ha amado el olor de la tierra húmeda. Sus poemas tientan el alma de esperanza y soledad. Hace muchos años me prestaron Ese puerto existe y me maravillé. Gracias a Iván Thays estoy leyendo ahora Nadie sabe mis cosas. Un gran esfuerzo-homenaje de Mariela Dreyfus y Rocío Silva Santisteban, junto con un grupo de intelectuales, a la mujer que siempre supo que la poesía la había elegido a ella como puerta de escape. Una hermosa edición con poema inédito y archivo fotográfico incluidos, para adentrarnos en la intimidad de su carne.
Este es uno de mis versos favoritos de Varela:
Escena final
he dejado la puerta entreabierta
soy un animal que no se resigna a morir
la eternidad es la oscura bisagra que cede
un pequeño ruido en la noche de la carne
soy la isla que avanza sostenida por la muerte
o una ciudad ferozmente cercada por la vida
o tal vez no soy nada
sólo el insomnio
y la brillante indiferencia de los astros
desierto destino
inexorable el sol de los vivos se levanta
reconozco esa puerta
no hay otra
hielo primaveral
y una espina de sangre
en el ojo de la rosa
1 comentario:
Hermoso poema.
Varela es una de mis favoritas. Tienes un blog interesante. Espero nos leamos.
Saludos...
Publicar un comentario