jueves, 4 de junio de 2009

Casa de estrafalario se muda de casa...

Hola,

Muchas gracias por acompañarme durante todo este tiempo, seas amigo, desconocido o un visitante casual, estés donde estés.
Comencé este blog híbrido sin saber cómo, por qué, ni para qué (hasta ahora no sé qué son las benditas etiquetas), pero estoy contenta de mantenerlo como un ejercicio de escritura sin estructuras, un espacio para mis debates y aprendizajes, un nudo donde perder siempre el ego y las etiquetas propias.
Este blog con todos sus contenidos se muda desde hoy a La Mula, un nuevo colectivo de blogs creado por la Red Científica Peruana.
Seguiré escribiendo en: http://casadeestrafalario.lamula.pe

sábado, 30 de mayo de 2009

Recapitulación


Yo no sé por qué mi padre se mete en negocios
si la guerra se perdió hace funerales;
la idea era irnos aún niños,
escapar del caos que nos doblega
todavía en gritos.
te lo digo, pues
día a día regresábamos en tu auto, callados,
velando la pista adelante
como quien intuye el choque en la garúa

y a pesar de conocer tu destierro
estuvimos dispuestos a avezarnos más
y a seguir nuestro corazón
como piedra al fondo del estaque.

Yo no sé por qué hoy regreso
a la vieja ruina deshabitada
pero entiendo tu vida aquí, padre,
convulso en la pista,
vacío de aire,
reventando la vereda
con pocas lágrimas.

El tatuaje en la espalda es sobre ti.
Quisiera mostrártelo.
_____________
Del poemario La idea era irnos aún niños de Oliver Glave. Editorial Estruendomudo.

Instrucciones

Instrucciones para soportar: con los ojos abiertos agáchese hasta sentirse pequeño y acunado. levántese poco a poco: sostenga con las rodillas el peso del mundo que lleva en la espalda.
........................ ...................... .....................
Instrucciones para saludar en épocas de gripes: Extienda su mano y espere. Si el otro hace lo mismo, abrácelo.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Todo Clint Eastwood


Ahora que pasó junio ya puedo subir la nota completa de Clint Eastwood que escribí para Dedomedio y compartirla con ustedes:

Hithcock le propuso dirigir juntos una película. Le toma un día decidir si aceptará un guión o no. No le gusta repetir las escenas. Fue el primer cowboy gringo en Italia, en un rol que Charles Bronson rechazó. Logró la mejor actuación de Kevin Costner en UN MUNDO PERFECTO. Y aunque diga que no hay betún suficiente para oscurecer su pelo, ni lija tan potente como para suavizar todas sus arrugas, Clint Eastwood seguirá narrando sobre héroes… sus debilidades, cinismos y grandezas. Ahora es turno de Nelson Mandela.

Walt Kowalski retira una mano de su saco y dispara con una pistola de dedos. Como su personaje en GRAN TORINO, Clint Eastwood no ha hecho otra cosa que mirarnos siempre a los ojos y advertirnos que disparará todas sus balas, incluso las imaginarias.

Lo bueno
Si los padres de Eastwood hubieran sobrevivido con dinero a la Gran Depresión, él no habría tenido que sacarse la mugre como albañil, bombero, leñador, pianista, obrero, profesor de natación, aguatero. Haberse explotado en versatilidad incluso antes de cumplidos los veinte años, le permitió realizarse como actor, director, músico y productor. Aunque Woody Allen diga que somos lo que comemos, Eastwood es lo que actúa, lo que dirige, lo que musicaliza y lo que produce. Genio en esencia, político “libertario”, padre de siete hijos de cinco mujeres distintas, rudo que susurra cuando habla, hombre sin miedo. El último héroe americano.

Lo malo
A los 79 años ha prometido que, luego de interpretar a Kowalski en GRAN TORINO, ya no actuará más para dedicarse a tiempo completo a su obsesión entre tantas vocaciones: la dirección. Deja la misma cantidad de películas como actor. Dice que prefiere contar historias y que está en la edad en que siempre debería hacerlo. Aprendió que como actor “solo eres parte de la gran estructura”. Ha dirigido 30 películas desde 1971, cuando debutó con **Escalofrío en la noche**.

Lo feo
Solo se le conocen diferencias con dos de sus colegas directores: el italiano Sergio Leone y su compatriota, Spike Lee.
Leone aseguró que había sido su idea y que él compró para Eastwood el poncho que vistió como el indiferente cazarrecompensas de la “trilogía de los dólares”: POR UN PUÑADO DE DÓLARES, LA MUERTE TENPIA UN PRECIO, EL BUENO, EL MALO Y EL FEO). Junto con la barba y el cigarro del personaje, el poncho se volvió símbolo de los spaghetti western; spaghetti porque las películas se filmaron en Italia. Eastwood respondió que él mismo había adquirido el poncho en una tienda de ropa en Santa Mónica y viajado con él a Almería. Era 1966.

A Spike Lee, tan interesado como Eastwood en retratar el heroísmo, la redención y el peso del destino, le pidió que se callase la boca porque siempre respetaba lo históricamente correcto. Lee había disparado al aire con los dedos: ¿Por qué no hay soldados negros en **La conquista del honor** si trata sobre nuestros soldados alzando la bandera de nuestros padres en Iwo Jima? Era el 2006.

Cazador blanco, corazón negro
Así llamó Eastwood a la película que dirigió y protagonizó en 1990 en tributo a su adorado John Huston como director de LA REINA DEL ÁFRICA, clásico protagonizado por Humphrey Bogart y Katherine Hepburn. Aunque es una de sus cintas más personales, su título encaja como gatillo al dedo con el nuevo proyecto de Eastwood: narrar por qué Nelson Mandela es el corazón de la unidad sudafricana, por qué se convirtió en el presidente más admirado del mundo; el primero negro después de 350 años de colonialismo.

El rugby es a Sudáfrica lo que el fútbol es a Argentina. En 1995, cuando Mandela tenía un año en la presidencia, su país era por fin responsable de organizar el Mundial de Rugby, luego de años de exclusión por el apartheid. Pero la selección nacional, conformada en su mayoría por jugadores blancos, era la más palpable manifestación de la opresión contra los negros. ¿Cómo transformar la historia y conciliar un país en una jugada política y moralmente absoluta? Mandela habló con todos los seleccionados y les pidió que adoptasen la canción de protesta que entonaban los pobladores negros. Ellos no lo podían creer: sus detestados jugadores transformaban su canción en un himno. Los apoyaron: Los Springbocks de Sudáfrica ganaron el Mundial al superar a Nueva Zelanda. Y no solo eso: Cuando un ovacionado Mandela entregó la Copa a su selección, vestía la camiseta nacional. Un intercambio perfecto que Eastwood sabrá capturar con la misma contención, objetividad y carga psicológica que demostró al grabar a Sean Penn en plano cenital llorando por su hija muerta en RÍO MÍSTICO.

Para Mandela, el deporte mueve más sentimientos en las masas que un político. Para Eastwood, el cine también funciona así.

Esta película se llamará EL FACTOR HUMANO. En ella actúan su propio hijo Scott como uno de los jugadores y Matt Damon como el capitán del equipo. Morgan Freeman encarna a Mandela. Freeman es compañero de Eastwood desde LOS IMPERDONDABLES y MILLION DOLLAR BABY.

La película sustituta
GRAN TORINO fue la más taquillera durante su estreno en Estados Unidos, pero no obtuvo nominaciones al Óscar. Walt Kowalski es como su Ford Gran Torino del 72: todos quieren acercarse a él, pero nadie sabe cómo. Un veterano de la Guerra de Corea que no puede reconciliarse con las muertes de su pasado. Un solitario viudo que vence sus prejuicios al hacer amistad y defender a sus vecinos, pertenecientes a la etnia asiática hmong. Por primera vez, una cinta americana trata sobre este clan desplazado por la Guerra de Vietnam. Muchos fueron llevados a Estados Unidos como refugiados y la adaptación a su nuevo país fue silenciosa. Eastwood dice: “Tomas a un tipo que es muy obcecado en sus opiniones, que insulta la igualdad de oportunidades, y lo pones al lado de personas con las que es terriblemente hostil. Y de repente se mira al espejo y dice: “Tengo más en común con estas personas que con mi consentida y desagradable familia””. Se rindió ante el guión: “Realmente, ya no planeaba actuar mucho más. Pero esta película tenía un personaje de mi edad, que parecía hecho a mí medida, aunque no lo estaba”. En cuanto a la redención: el salvador muere.
La otra película que dirigió el año pasado, sí estuvo nominada al Óscar: EL SUSTITUTO, cuya trama sobre la lucha de una madre por encontrar a su hijo desaparecido conmovió y caló. Su logro secundario: recordarle al mundo lo buena actriz que puede ser Angelina Jolie con performances más GIA y menos SEÑOR Y SEÑORA SMITH.

¿Le jodió que GRAN TORINO no estuviese nominada?: “Tuve tres películas nominadas de las últimas cinco que hice. Simplemente hago la película lo mejor que puedo. Lo demás es política y pavonearse. No soy bueno para eso. Creo que nuestro mensaje fue tan bueno como cualquier otro de este año. Así son las cosas”.

Sí, GRAN TORINO no tuvo una sola nominación. CRASH, que tocó temas similares como el racismo, la absolución y el sacrificio –con una estructura creada para que todo encajase casi a la fuerza-, ganó 3 Óscar el 2004, incluyendo mejor película. Ambas tienen un final parecido: el disparo a un inocente creyendo que tiene un arma en la mano. CRASH fue dirigida por Paul Haggis, nominado al Óscar por el guión adaptado de MILLION DOLLAR BABY.

No todos los golpes duelen
Apuntó ese mismo año a Hilary Swank, un patito feo de la actuación en Beverly Hills 90210, transformado en cisne gracias a LOS MUCHACHOS NO LLORAN, y logró una vez más el casting perfecto para MILLION DOLLAR BABY. Sabía que a la ganadora del Óscar a mejor actriz le gustaban los retos y los sacrificios. Además ya había sido discípula de Pat Morita en KARATE KIT 4 (1994). Swank interpreta a Maggie, una boxeadora que lucha por ser la mejor, y que busca a un maestro: Frankie Dunn, para lograrlo. Eastwood es Dunn y Dunn es como Kowalski: viejo, amargado, solitario, mal padre. Su único amigo es el ex boxeador Scrapp (Morgan Freeman). Aunque Dunn no “entrene a chicas”, cede ante la persistencia de Maggie y la solidaridad de Scrapp. Ella está a punto de ganar el título de peso Welter, pero se golpea la cabeza contra un banco. Duele en el alma cuando Maggie cae, no tenemos que verla llorar. En cuanto a la redención: aquí la salvada muere. En el ring todo era músculo y acción; cerebro y pasión. Un hombre aprendió a ser padre y una mujer a ser hija. Una actriz luchó por ser de nuevo la mejor actriz y un director por ser de nuevo el mejor director. Campeonaron en los Óscar.

Un puente para el amor
La novela de Robert J. Wallace le había parecido pretenciosa, pero trabajó para darle credibilidad a su personaje. “Creo que todo lo que he hecho en mi vida me ha conducido hacia ti”, le dice Robert Kinkaid a Francesca Johnson en LOS PUENTES DE MADISON (1995). Cómo se identificó la audiencia con el amor sin edad de los protagonistas. La dupla Clint Eastwood – Meryl Streep se asemeja a la pareja Robert Redford – Meryl Streep de ÁFRICA MÍA. El amor que florece para imponerse a un contexto gris. Mientras hay amor hay esperanza. Esa es la redención del fotógrafo errante de National Geographic que busca puentes que retratar y de la ama de casa que ya no espera que nada bueno cruce el puente a su corazón.
“No quiero necesitarte porque no puedo tenerte”. Eastwood jamás le diría eso a la dirección.

No hay de qué perdonarlo
Tres años antes Eastwood había vivido su propia redención como director y actor de uno de los mejores western de todos los tiempos: LOS IMPERDONABLES. William Munny, ex pistolero y ex alcohólico transformado en granjero, se repite siempre: “Yo ya no soy así… matar a un hombre es algo muy duro, le quitas todo lo que tiene y todo lo que podría tener”. Hasta que muere su amigo Ned (Morgan Freeman). El pasado lo observa y él lo sigue, como el dueño de un Saloon a sus botellas de whisky. Munny se venga vaciando todas sus balas. Eastwood se venga del género que casi lo encasilla, cosechando cuatro Óscar de nueve nominaciones, entre ellos mejor actor y mejor director.

Cinco veces Harry
Mucho antes de ser Munny, Eastwood fue Harry. Cuatro actores habían rechazado el papel del recio inspector Harry Callahan: Frank Sinatra, Paul Newman, John Wayne y Steve McQueen. A todos los admiraba Eastwood, pero Wayne había sido su modelo. El director Don Siegel no tuvo otra opción y Eastwood acabó alegrándole el día.

“Vamos, alégrame el día”, bromeaba Harry cuando apenas lograba defenderse con su pistola y un auto con improvisado blindaje, cuando las balas parecían lloverle de todas direcciones. Harry no imponía la ley en el departamento de Homicidios de San Francisco. Era la ley. Este personaje se inspiró en el inspector David Toshi quien durante años intentó capturar al enigmático asesino serial conocido como “El Zodiaco”. Mark Ruffalo se inspiró a su vez en Eastwood para la cinta ZODIAC de 2007. En ninguna, tal como en la vida real, se logró capturar al asesino. A HARRY EL SUCIO (1971) le siguieron HARRY EL FUERTE (1973), HARRY EL EJECUTOR (1976), IMPACTO SÚBITO (1983) Y LA LISTA NEGRA (1988). Las secuelas no tuvieron el éxito de la primera, pero se reconoce su sostenida contribución al género policial.

Eastwood impulsó la carrera de Roberta Flack
Entre su primer matrimonio a los 23 años con Maggie Johnson, su relación con Sondra Locke (su compañera en DURO DE PELAR), sus amoríos con la también actriz Frances Fisher, y su tardío romance y matrimonio con la periodista Dina Ruiz, el jazz ha sido su amante y él le ha retribuido con fidelidad. Si Eastwood puede dirigir buenas películas es porque conoce de estructuras. La música es una estructura perfecta. Un balazo directo al corazón fue haber escuchado tocar a Charlie Parker en el club donde él se ganaba la vida como pianista. En BIRD (1988), Eastwood incluye piezas originales del saxofonista y recrea sus luchas, complejos y éxitos. Ese mismo año es productor ejecutivo de la cinta dedicada al más grande pianista de jazz: THELONIUS MONK: STRAIGHT, NO CHASER.

“Primera vez que veo tu rostro”, la canción romántica de la primera película que dirigió, ESCALOFRÍO EN LA NOCHE, fue elegida por Eastwood e interpretada por una entonces anónima Roberta Flack. Ganó el Grammy como canción del año. Flack tardó solo dos años en recibir el reconocimiento mundial por “Killing Me Softly With His Song”. Las cinco películas de HARRY tienen soundtracks de jazz, gracias a él. Además, escribió temas para GRAN TORINO, EL SUSTITUTO, MILLION DOLLAR BABY, RÍO MÍSTICO, LOS PUENTES DE MADISON, LOS IMPERDONABLES, BRONCO BILLY, entre otros.

Aventurero de medianoche
¿Cómo se da tiempo y maña para hacer tantas cosas y hacerlas bien? ¿Es que no se cansa nunca? No. No se cansa de ser el multifacético de Hollywood. No se cansa de hablar de Obama y de la crisis como grandes aprendizajes de la historia. No se cansa de ser el último héroe americano que odia la guerra en Iraq y narra heridas que no cierran, como nosotros no nos cansamos de su voz cada vez más ronca. Lo sabemos: Eastwood disparará todas sus balas hasta donde el destino se lo permita. Nos apuntará con su pistola de dedos y nos repetirá: “Es el secreto de la vida, realmente, nunca dejar de aprender. Es el secreto de una carrera. Yo sigo trabajando porque aprendo algo nuevo todo el tiempo. Nunca hay que creer que se tiene todo”.

Mañana presentación de Matadoras en San Marcos

Mañana a las 5 de la tarde se presentará Matadoras, antología de nuevas narradoras peruanas editada por Estruendomudo, en la "Feria del Libro Blanca Varela" de la Univ. San Marcos. Voy a escaparme del trabajo para poder ir. Recuerdo cuando presenté mi libro en la Univ. Villarreal y me hicieron muchas preguntas interesantes. Casi realicé una apología sobre la importancia de escribir cuando se tiene algo que contar y Armando Alzamora, quien había organizado el encuentro, dijo: "pero acá lo único que quieren es que investiguemos, no tenemos tiempo para escribir". Pese al comentario, sé que Armando se escapa de las investigaciones para escribir poesía, mantener dos blogs y editar una revista de literatura. Cuando se piensa en poesía, se vive en poesía. El estado de gracia literaria es lo que importa.

Poemas de José Donoso por 1ra vez en España


Bartleby Editores publica por primera vez en España los poemas del chileno José Donoso. Poemas de un novelista es una de las novedades de la Feria del Libro de Madrid. Muchos de los poemas, “refugio de las monstruosidades de la prosa”, los escribió en los años que vivió con su familia en España. Sitges, Madrid y Calaceite.

Este es el prólogo de Jorge Edwards:
"Mientras el José Donoso de la novela ocultaba o transmitía imágenes deliberadamente borrosas, el de los poemas, en cambio, como se hace y se dice en el arte de la fotografía, revelaba. Ocultar era trabajoso; enfocar y revelar era un alivio, un respiro."

No me canso de Magaly Solier


Hay personas tan mediáticas y expuestas que me llegan a saturar. De pronto se convirtieron en los "endiosadores" de todo tipo de productos o servicios. Creo que en muchos casos la credibilidad en el Perú depende de la empatía, el rating y pocas veces de la calidad. Pero Magaly Solier no me cansa.
Además de sus cualidades como actriz, me gusta como persona, porque no se toma a sí misma demasiado en serio. Su espontaneidad y naturalidad me alegran, lo que me da más curiosidad por leer o escuchar su próxima entrevista. Ha refrescado el cine peruano, nos ha emocionado en Berlín al cantar en quechua, le creí a su melancolía en Madeinusa y en La teta asustada, parece que ahora brinda otra excelente actuación en Altiplano, escuchaba a Iron Maiden de chica en su chacra, ha pedido disculpas si ha ofendido a alguien con comentarios sobre escenas de sexo arbitrarias en las películas peruanas y se burla de la broma que le pasaron Jimena Lindo y Renzo Schuler en Mesa de Noche. Antes de irse a Berlín o a Cannes escribió en su Facebook: "ojalá me den la visa" y luego: "me la dieron". Me gusta su humildad. Debe ser muy difícil recibir de pronto toda esa atención y mantenerse ecuánime y al mismo tiempo tan empática. Estoy segura de que algún día será nuestra Penélope Cruz (cuando es una chica Almodóvar).
La foto es del Facebook de Magaly. En ella aparece junto con Norma Martínez bromeando en Cannes sobre el agotamiento de las entrevistas. De pie de foto, Magaly puso: "Muy cansadas...no nos compraron ni una chompa!!! Jajaja".
Aquí el trailer de Altiplano:

domingo, 24 de mayo de 2009

Rebelde con causa

En un documental que vi ayer sustentaban que es el actor siciliano Sal Mineo y no James Dean el verdadero rebelde en Rebelde sin causa (1955).
Su personaje Platón Crawford:
-Está abiertamente enamorado de Jimmy Stark (Dean)
-Empuña un arma
-Muere asesinado
Rebelde es -en su caso- quebrar todo el tiempo el "american way of life" y no ser solo un inadaptado social como Dean.

Convocatoria taller internacional con Ananké Asseff


Ananké Asseff es una artista argentina dedicada a la fotografía y al videoarte. Ha participado en exposiciones individuales y colectivas en Bs.As., Sao Paolo, Lima, Colonia y Nueva York. Sus fotografías han aparecido en Vanity Fair y Visura Magazine, entre otros medios. El año pasado dictó un exitoso taller de fotografía y crítica en el Centro Cultural de España.

En la actualidad dirige talleres a distancia (on-line) para promover el intercambio entre artistas de diferentes países. El taller está dirigido a los amantes de las artes visuales, sobre las búsquedas estéticas y la construcción de sentido.
Para más info pueden escribir a: talleres.anankeasseff@gmail.com o visitar el blog:
http://www.talleresanankeasseff.blogspot.com/
Las fotos son tomadas de su blog.

Pudor, la película

Hace 5 años participé en un taller de Etiqueta Negra que se llamó Literatura para periodistas, periodismo para escritores. Lo dictó Santiago Roncagliolo en la UPC en la semana del lanzamiento de Pudor. Nos habló del amor por los detalles de Martin Amis, del equivocado afán de Capote por crear la primera non fiction novel. Hubo una palabra a la que le dio vueltas durante todo el taller: verosimilitud. Muy atentos, los alumnos fuimos los primeros en comprar Pudor y Santiago nos los dedicó con igual dosis de pudor.

Ayer vi la película. En cuanto a la verosimilud entre ambas versiones hubo dos presencias que debí extrañar todo el tiempo: la Residencial San Felipe y el gato. Pero no las necesité. La ópera prima de los hermanos David y Tristán Ulloa aporta otros dos conceptos importantísimos que a mi entender le faltaron al libro: intimismo y profundidad psicológica de los personajes. Ambos, la cinta, el libro, están bien estructurados, pero es en la película donde confluyen los problemas de comunicación de la familia protagonista y la atmósfera cada vez más opresiva ante la que se rinden. Eso la convierte en drama y no en melodrama. Los Ulloa deben venir de una familia con secretos, traumas y silencios, porque han captado cosas que al mismo Santiago se le escaparon.
La fotografía es excelente, con el marrón como tono dominante y actores que asumen los papeles como si se tratara de su propia familia. Puede parecer densa, pero esa carga es vital para acompañar a los personajes en sus soledades. ¿Me gustó más la película que el libro? Cosa rara... sí, aunque el final no me convenció.
Aquí pueden ver el trailer de Pudor (lo bueno de este trailer es que no se parece en nada a la película y así no arruinan los momentos pico) : http://www.youtube.com/watch?v=VVizuH08OtU

jueves, 21 de mayo de 2009

Robert Walser, escrito a lápiz


La mirada de un paseante:

"Tengo un alma vulgar. Además: yo no predico, sino que escribo relatos. Me persiguen por culpa de estos relatos, con lo cual me honran y es por ese honor por lo que sigo con vida y me he dedicido a seguir trabajando. De vez en cuando me ven temblar ante la magnitud de lo que me he propuesto.

La riqueza se abre tras y frente a mí.
Que pueda olvidar tantas cosas
me empobrece, pero en los cálidos
brazos de la pobreza
ser rico, y rodeado de la Nada
empiezo a ser adinerado,
pues los inicios son toda una riqueza;
hagamos de manera que el dorado
principio no nos deje nunca.
Lo mismo hay belleza en perder
que en olvidar. Lo que tuviste, lo tienes
porque quisieras tenerlo.
Quien no tiene carencias
carece de todo. La completud
es una forma de pobredumbre".

Estuve hecha cenizas

Hablando del incendio... subí un post apenas ocurrió. Pero ahora que han pasado dos o tres meses, pude escribir una crónica más objetiva para Díatreinta, revista de la UPN de Trujillo.
.....

Me ponía el pijama cuando escuché que algo crepitaba. El sonido cálido de la madera. Hubiera sido hermoso que fuese una fogata.
Podía verla desde mi habitación: una llamarada anaranjada, azul salía despedida al cielo, parecía originarse en la cochera frente a casa. Comprendí: alguien lo pierde todo en aquel ruido.
Era la una de la madrugada. Saqué la cámara de fotos de la cartera. Acababa de llegar de una reunión y la había llevado.

Desperté a los chicos de la cochera. Se molestaron. Me gritaron que el fuego no era allí. Corrí a la vuelta. Se incendiaba una casa en una quinta. Había Serenos apostados en la reja que protegía la quinta. Una casa azul entre dos casas verdes. Se convertía en carbón y cenizas la puerta de madera de su garaje. Nadie gritaba. Todos contemplaban. Apostados en la ventana, los vecinos de una de las casas verdes, entre ellos un niño, también observaban. Las tres casas compartían techos de madera. Me preguntaba si cambiaría la dirección del viento. Comenzaba a prenderse un Kia Pride estacionado afuera del garaje. ¿Acaso un auto en llamas no explota? Todos sacaron sus carros, escuché que alguien decía, menos ése.
Era testigo de un incendio por primera vez en mi vida.

Llegaron los bomberos. Tengo dos amigos en la bomba 4 de Lince, Mauro y Sebastián. Mauro es mi mejor amigo. El primer incendio en que sirvió mucho antes de graduarse, es uno de los más trágicos en la historia de Lima: Mesa Redonda. Hace unos meses, Sebastián apagó un conato de incendio en el edificio donde trabajo. Me alegró saber el nombre del bombero que nos había ayudado y poder agradecerle llamándolo por su nombre. Los busqué detrás de los cascos. No estaban de turno.

Doce habitaban la casa en llamas. Pregunté dónde estaban. Ninguno había salido. Sus vecinos golpearon la puerta, gritaron sus nombres. ¿Cómo era posible? Se resignaron a mover y a sacar sus propios autos del pasadizo de la quinta. Me contaron que uno de los dos inquilinos que vivían en el garaje había escapado. Pidió agua. Ingresó de nuevo a la casa para alertar del fuego a los que dormían. Ninguno era su pariente. Se llamaba Hubert. Vendía golosinas a la espalda de mi casa. En su habitación de triplay de metro por metro veinte se había originado el cortocircuito. El cable de luz se convirtió en una mecha que condujo el fuego hasta la azotea. Allí había tres balones de gas, habitaciones de triplay y un depósito. Hubert no volvió a salir.

Llegaron periodistas de América, Panamericana, RPP, ATV. Instalaron sus cables y apuntaron sus cámaras y sus luces a la quinta.
Mujeres de distintas edades, en pijama o en bata, comenzaron a salir por la reja. Se pusieron a mi lado. Una señora le dijo a su hija:
Tu auto se ha quemado, qué vas a hacer ahora. Mira la casa.
Mamá, no importa, lo material se recupera. ¡Hemos salido!
Minutos después, un hombre de unos sesenta años, acompañado por dos bomberos, salía a la calle con el pecho semidesnudo, raspones en la espalda, el cabello chamuscado. Dijo a los periodistas que estaba bien. Hablaba con las manos. Se las vi, sus dedos estaban quemados.
Ahí está Julio, dijo la chica que acababa de abandonar la casa en llamas.
¿Quién es?, le pregunté. Yo era testigo de un incendio. En ese instante dejé de serlo.
Él alquilaba un cuarto al costado del mío. Hemos saltado por la ventana a los tendales del patio. Yo le tengo miedo a las alturas, pero salté primero. Él no quería. Esto es una película, no está pasando. Es igual como cuando murió mi papá, hace 4 años. No lo puedo creer.
¿Qué pasó?
No lo sé. Yo estaba durmiendo. Comencé a escuchar ruidos y creí que nos estaban robando. Alguien golpeaba mi puerta. Me escondí en el clóset y llamé a los bomberos para avisarles del asalto. Me dijeron que tenía que llamar al 105. Ellas son mis hermanas. Han salido con mi mamá por la azotea. Ellas dormían ahí.
Pensé: ¿Qué habría pasado si Rosa decía en esa primera llamada que era un incendio? Si le abría la puerta a Hubert -para ella, un ladrón- ¿él se salvaba o moría ella también?
Roxana, la hermana menor, cargaba un pekinés.
Solo pensaba en Floppy, me dijo. Tiene siete años.
Mamá, me voy a ver a mi enamorado, dijo Juani, la de en medio.
Señora, ¿cómo salieron de la azotea?, pregunté.
Nos subimos a una silla y caminamos por la calamina que da al techo de la vecina. Hemos saltado. De allí hemos salido. Ya me acuerdo de ti, me dijo, una vez hablamos porque yo iba a ir a limpiar tu casa.
Sí, nunca fue.
“Señora, ¿qué ha pasado?”, irrumpieron los periodistas. Ella se cogió la cabeza, tartamudeó. Rosa la jaló del brazo. Más tarde si quieres, cuando estés más tranquila.
El líder de los Serenos les pidió permiso para llevar al depósito el balón de gas que habían desactivado los bomberos y les dijo que podrían pasar a buscarlo en cualquier momento. Rosa le dijo que lo último que le importaba era el balón y que podía hacer con él lo que quisiese. Me contó que podía ver a su hermana escapando por el techo, mientras ella seguía en la ventana decidiendo si valía la pena saltar o no, porque creía que su mamá había muerto. Cuando salió de la casa y vio a su familia con vida, sana, solo podía pensar en las llaves que tenía en la guantera del auto.
Soy gerente asistente del Interbank, me dijo. Habiendo inquilinos en su casa, creía que el lugar más seguro para guardar las llaves de la bóveda era la guantera de su carro. El auto dormía en el pasadizo de la quinta, porque el garaje estaba habitado.
¿Quieres que hable con el comandante para que te ayuden a sacar las llaves?
Rosa recuperó las llaves, unos discos, un tapasol. Solo servían las llaves. El motor del auto estaba quemado, los asientos destrozados, las llantas derretidas pegadas al piso.


Rosa, su madre y sus hermanas son las herederas de la casa junto con las tres hermanas del padre. La casa está en litigio. Le pregunté a Rosa si necesitaba saber cómo había quedado su casa y cuándo podrían volver a habitarla. Le dije al comandante que ella era la dueña.
¿Tú eres la dueña?
Sí.¿Tú eres la dueña?
Sí, una de ellas.
Adentro hay un muertito. ¿Quién puede ser?
Es Hubert. Es el único que no ha salido.
Hubert… ¿Qué?
No sé su apellido.
Ya.
¿Cuándo podremos volver a la casa?
En dos días esto se seca. El calor no ha sido tan fuerte. Pero llamen a Defensa Civil para que sus ingenieros vengan a evaluarla. Ven, te voy a mostrar tu casa.
Acompáñame.
Estábamos a punto de ingresar a la casa cuando Rosa preguntó dónde estaba el muerto. No ingresamos. A solas le pregunté al comandante cómo se llamaba y por qué había muerto Hubert.
Respiró gases y luego se quemó, me dijo César Goñi. El cuerpo se encoge, los dientes se exponen. Graficó esto con las manos. Eso no es nada, lo peor es ver criaturas.
Yo quería que me dijese que Hubert había muerto por falta de solidaridad. ¿Cómo logra salir un perro en brazos de un incendio y no una persona? Si todos hubiesen pensado como familia sin serlo, habrían salido juntos, se habrían llamado. El comandante me dijo que todo lo que había en la casa era peligroso: escaleras estrechísimas, madera, balones de gas, cuartos tugurizados llenos de maletas, papeles, discos, etc.
Todo lo que hay en esa casa es ilegal.
El tragaluz de cuatro metros de alto que conectaba las escaleras con el segundo piso se había convertido en una chimenea. La llamarada que vi salía de allí. En los peldaños guardaban bolsas de lejía.
La mamá de Rosa me dijo después:
Yo sabía que algo así iba a pasar, quería llamar a la municipalidad para que se llevase toda la madera, pero no era mía.
Ella, Roxana y Rosa se quedaron a dormir en mi casa. A Juani la recogió su enamorado. Cuando llegaba a casa vi que los chicos de la cochera sí habían tenido que sacar los carros y cuadrarlos por la zona. Les dije que podían distribuirse entre la cama del cuarto de visitas, el sofá, y que una podía dormir conmigo. Se miraron y dijeron que todas dormirían en la cama del cuarto de visitas, pues había suficiente espacio para las tres. Me sentí tan estúpida: era obvio que debían estar juntas. Les ofrecí mi cama. Les pregunté si querían bañarse. Les di ropa nueva porque su ropa olía a incendio. Todas estábamos en pijama. Yo también olía a incendio. Un olor que persiste muy adentro de la nariz, un olor que lo cubre todo sin dejar que las imágenes se conviertan en recuerdo.
Ellas lloraban, conversaban, se movían en la cama. Pese a que susurraban, podía escucharlas, escuchar mis pensamientos sin comas: un hombre ha muerto esta noche yo le he comprado jugo varias veces pero nunca le vi la cara su familia no sabe nada él mañana iba a ir a trabajar como cualquier día ahora ya no está. Ellas no podían apagar la luz, discutían al respecto, y yo estaba aliviada de que un halo se filtrase desde su habitación a la puerta del cuarto de visitas.

A las cinco de la mañana las chicas me jalaron del brazo:
¡Se está incendiando de nuevo!
Ellas veían ahora desde mi ventana lo mismo que yo había visto horas antes: una llamarada larga, anaranjada, azul. Convencimos a Roxana y a su mamá de que se quedaran en mi habitación; no dejaban de hablar ni de apuntar la mirada a cualquier parte. Con Rosa corrimos de la mano hasta su casa. Los vecinos se preguntaban por qué los bomberos no habían apagado “bien” el fuego. Les gritaban a los Serenos que había más balones de gas en la azotea.
De nuevo, no, me dijo Rosa. De nuevo, no.
¿Qué tiene tu casa que no se apaga?, le pregunté, es una maldición.
No sé, no entiendo. ¿Dónde están los bomberos? ¿Por qué no están acá ahora?
Llegaron los mismos bomberos con los uniformes sucios y las caras sudorosas; venían de otra comisión. Se movían igual de rápido, pero se veían jorobados. Era la manera en que sus cuerpos admitían que los equipos sí pesan veinte kilos cuando se está en la calle toda la madrugada. La luz de sus linternas frontales atravesó una cortina de humo en el techo de la casa. Los bomberos miran con precisión, como sus linternas.
Roxana y su mamá corrían hacia nosotras.
Había una pared y por eso no pudimos ver las construcciones de madera, nos dijo el comandante Goñi. Todo es inflamable, todo es ilegal en esa casa.
Por favor, bajen la llave de la luz, le pidió Rosa.
Créeme, todos los cables ya se fundieron.
América Noticias y ATV instalaron sus microondas en los techos de los edificios contiguos para salir en directo en los primeros noticieros del día. Sus cables se enredaban por encima de la manguera de los bomberos.
La reportera de América Noticias me había pedido el baño luego del primer incendio. Estaba de guardia, esperando a que llegase el fiscal a levantar el cuerpo de Hubert. Me dijo en mi casa que me recordaba de Canal N. Se prendó de mi Schnauzer. “Y te sigue a todos lados… qué tierna… tiene un hociquito lindo… mira cómo se mueve… yo también tuve un perro al que quería mucho… se lo quedó mi ex”. Al volver para el segundo incendio se había cambiado la blusa. Se dirigió a Rosa mientras se abotonaba y encajaba el micro en la axila:
Se volvió a prender, ¡Qué piña! Se volteó y le dijo a su colega de ATV:
No sabes, ella tiene una perrita linda, súper dulce…
Reconocí de pronto a un bombero amigo de Mauro y de Sebastián.
Yo cargué a esa chica, me dijo. Yo también trabajo en Interbank.
Le conté esto a Rosa. Recién allí me enteré que ella y su familia habían sido rescatadas. Este bombero recogía por tramos la manguera y avanzaba con ella sobre sus hombros hacia el camión de bomberos. Tenía puntos rojos en la frente; hasta que no lo tuve cerca, no supe que se trataba de esquirlas de madera pegadas al sudor. Estoy sudado, dijo, cuando Rosa le agradeció. Ella le dijo que no le importaba. Él pidió a los periodistas que movieran sus cables para acabar de guardar la manguera.
ATV, gritó, tus cables.
Los canales quieren entrevistas para sus noticieros, mi mamá y yo, ¿qué digo?, me preguntó Rosa.
Solo pide ayuda, respondí. No digas que se ha prendido dos veces tu casa en una sola noche, es como que un rayo caiga dos veces en un mismo sitio, es una locura. Dile a tu mamá que también pida ayuda. Que pasen tu cuenta de Interbank, no lo sé.

Rosa mostró en el noticiero de ATV cómo habían quedado su casa y su carro, ya lejos de la entrada. Pasaron su número de celular sobre la nota para llamadas de donaciones. Momentos antes había llegado su tío. Era el turno de la periodista de América Noticias. También quería salir en vivo delante de la casa, dentro de la quinta. Tú sales después de esta nota, le dijo.
Rosa tenía el retorno en la oreja.
Estamos aquí con Rosa Portugal, cuya casa ha quedado reducida a cenizas.
Eso no es cierto, pensé, y justo cuando Rosa pedía ayuda, una mujer ingresó al pasadizo preguntando por Hubert. Se puso a llorar apenas vio la casa.
Un momento Rosa, aquí ha llegado aparentemente una familiar del señor Hubert, quien ha muerto en el incendio. Señora, ¿qué?...
Yo soy su cuñada, señorita, nos hemos enterado cuando hemos visto la televisión…Rosa se sacó el retorno y lo colocó en el hombro de la periodista.
Pobrecita, yo sé que la señora es la noticia ahora, pero no quiero dejar de pedir ayuda, me dijo.

Fuimos donde el comandante:
Saquen todo, no dejen nada adentro. Saquen todo ahora, porque se puede volver a prender.
A la quinta habían llegado las otras herederas de la casa y la abuelastra de Rosa, con quienes no se hablaban en años. Ellas le alquilaban el garaje a Hubert. “Hubert… ¿qué?”, les habían preguntado los bomberos. No sabemos su apellido, respondieron.
El tío de Rosa subió a la azotea. Lanzó cosas empapadas al pasadizo de la quinta. Una alfombra manchó la pared de una casa. Arrojó otra alfombra, aún humeante.
Apáguenla, traigan agua, pidió Rosa. Yo voy por agua.
No hay agua, le dijo su vecina, nos han cortado el agua. El camarógrafo de ATV capturaba de rodillas un primer plano de la alfombra humeante. Dijo que él la apagaría. Era cosa de darle vuelta, porque había agua en el piso. Dijo que antes le haría “unas tomas de apoyo”.
Apáguenla, volvió a pedir Rosa. Era las siete y media de la mañana. La claridad del día permitía ver cómo había quedado la casa. Una casa negra entre dos casas verdes. Llegó un amigo de Interbank y Rosa le entregó las llaves mientras le decía que tenían que activar el plan de contingencia. Él le dijo que no se preocupase. Le regaló dos bolsas de dormir. Se abrazaron. Rosa lloró por primera vez.

Volvíamos a mi casa con Rosa y Roxana; su mamá se iba a la posta, cuando una chica de un edificio cercano les alcanzó una mochila con ropa y útiles. Rosa parece una escolar, pero tiene 26 años. Lleva el pelo castaño suelto a la altura de los hombros y habla con una voz suave, como la de su mamá. Es imposible imaginar que puede enojarse. Estudiaba arquitectura, su vocación, cuando murió su papá y tuvo que dejarla. Con su sueldo estudiaba administración, una carrera postiza que también le gusta. La dejará para ahorrar para un departamento. Dos vecinas les ofrecieron cuartos donde quedarse por un tiempo. Se activaba la cadena de solidaridad.
Nos sentamos al sofá de mi sala. El teléfono de Rosa comenzó a timbrar. Me dijo que no quería hablar con nadie. Eran sus amigas del Interbank, del colegio.
¿Cómo se reconstruye una casa? O sea, ¿por dónde comienzo?
Llegaron las amigas que habían visto las noticias. Algunas trabajan en la torre del banco sobre el Zanjón, muy cerca de mi casa. Le dijeron que ya habían hablado con todos para ver cómo la ayudaban. Rosa lloraba de forma intermitente. Roxana estaba en mi cuarto, durmiendo.
¿Cómo se reconstruye una casa? Yo no podía saltar, porque creía que mi mamá había muerto.
Me duché para ir a trabajar. Les pedí que me esperaran antes de llevarse a las chicas a la posta para poder salir juntas y dejarles mis llaves. Ya era jueves, así que llamé a mi mamá para que no viniese a limpiar mi casa con su empleada, como hace todos los jueves. Supervisar la limpieza de mi casa le gusta. Sé que siente que me ayuda a vivir bien, como cuando vivía con ella. Yo estoy agradecida por eso. Le conté a grandes rasgos del incendio y de la familia de Rosa. Mi mamá se enojó porque le había prometido dejarle plata para su doctor:
Antes de ayudar a otros, ayuda a tu madre. Aunque le pedí que pasase por mi oficina para dársela -queda muy cerca de su clínica- me colgó el teléfono.

Apenas una amiga me preguntó cómo estaba me puse a llorar en mi cubículo.
Es que hubo un incendio, murió un señor, la familia…
Ah, no has dormido nada.
No, no es eso.
Es terrible, es muy fuerte, pero no puedes ponerte así. Mal que bien a ti no te ha pasado nada, no puede afectarte tanto.
Pasó otra amiga y me dijo:
¿Y esa cara de drama? ¿Qué te pasa? Yo siempre sonrío, pero mi cara no miente cuando me siento mal. ¿Por qué una sonrisa sí la soportan todos? Oh dios, qué pasaría si un día voy deprimida a trabajar. Ya lo he pensando varias veces.
Es que hubo un incendio, murió un señor, la familia…
¿Solo un muerto? Creí que habías dicho que había más muertos.
No he dicho eso, respondí. Pero ya se iba por el pasillo a una reunión.Quería hacerlo para liberarme, pero no pude seguir llorando. Me tapé la cara un rato, mis dedos todavía olían a incendio. Un ser humano muerto cuenta. Uno solo. No somos culpables, pero es nuestro muerto también, sepamos o no su apellido. Yo también tengo mamá y hermanos. Yo también quisiera que alguien se pusiera en sus zapatos en un momento así. Si mi propia madre no lo entendía…

Volví a casa luego del largo día de trabajo. Rosa y Roxana almorzaban a las 6:30 p.m. pollo a la brasa. Más amigas y amigos estaban con ellas.
Recién puedo comer, me dijo. Arrancaba tiras de pollo con el tenedor, todas volvían al plato.
Hay buenas noticias. Un gerente regional del banco nos ha prestado su casa en La Perla por dos meses, nadie vive allí. En dos meses más, si es que se puede, me ayudarán para un crédito hipotecario con Mivivienda. Han abierto una cuenta para depositarme plata. Se están mandando mails. Todos nos están apoyando.
Los gerentes han dejado sus meetings, dijo una chica, se han remangado las camisas y han ido a sacar las cosas. La municipalidad ha prestado dos camiones y ya están llevando todo a La Perla.
¿Por qué las noticias nunca informan lo qué pasa después?, les pregunté. Nos reímos.
Sabes, me dijo Rosa, Defensa Civil ha declarado mi casa inhabitable. Aquí está el papel. También han venido del Ministerio Público para que veamos lo del juicio, porque todos los documentos se han quemado. ¿Puedes creer que el fuego llegó a toda la casa, pero no a nuestros cuartos? Los electrodomésticos se perdieron, pero tenemos las camas y la ropa.
Después de un rato se fueron todos a la casa prestada.

De vez en cuando Rosa me envía mensajes de texto contándome cómo están. Donan a su vez la ropa que no les queda; su mamá quiere comenzar a buscar trabajo. Me llamó para contarme que Julio había muerto.
Pero salió caminando, le dije.
Él me decía en la ventana que se estaba quemando por dentro.
Una persona ingresó de nuevo a la casa en llamas y no salió. Él que salió no volvió.
Todavía no puedo creerlo.
Yo tampoco.
Vino a visitarme, a recoger unas donaciones que les habían preparado en mi oficina. Me trajo una lámpara que se enciende con una vela. Me dijo que escogió ese regalo a propósito para que no le tuviera miedo al fuego. Le dije que el olor del fuego no se me olvidaría nunca. Le prometí que iba a aprender a apagar mis incendios cotidianos. Ella me prometió lo mismo.
Todo ha cambiado, me dijo.
Sí, todo ha cambiado, le respondí.
Rosa me dice amiga y yo le digo amiga también.

Artmotiv mayo


Ya salió la edición de mayo de la revista internacional de arte, Artmotiv, en sus versiones digital e impresa, con notas sobre Jorge Eduardo Eielson, SANDRA GAMARRA La Ilusión de lo Real y La memoria modelada de Sonia Cunliffe.

También podrán encontrar un artículo que escribí sobre el trabajo del amigo que me inspiró a interesarme más en la fotografía, Hugo Vásquez:
http://artmotiv.com/La-fotografia-de-Hugo-Vasquez